mi soledad se mece en las manos
agrias del tiempo
siendo así más que nada
envuelta en todo,
Ya mis ojos yacen sobre el
césped muriendo sin sentir el viento,
este viento que enfría mi alma
de placer suculento envuelto en sombra,
la sombra de un día soleado,
de un día perdido entre mis sábanas.
Vamos envueltas en lluvia que
retuerce mi encanto en tu sonrisa,
que fulmina mi soledad con tus
ojos de atardecer,
mirada que no conozco
pero pienso tan perfecta e
incontroladamente,
así pues los hechos del universo
giran entorno a tu cuerpo
que es luna de noches mías,
de noches enteras en las que mis manos
no son de soledad,
son del vicio de tus palabras guardadas
en un minuto de mi profundo sueño.
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